También llamado
"instrumental". Aunque no ha sido olvidado por
otros conductistas, éste segundo tipo de condicionamiento ha sido
investigado con especial cuidado por el conductismo radical de Skinner,
y tiene un claro antecedente en el aprendizaje basado en el ensayo y el
error estudiado por Thorndike. El condicionamiento operante
pone al sujeto en una situación en la que alguna de sus conductas provoca la
aparición de un refuerzo; como consecuencia de la presencia del refuerzo
se produce en el sujeto una modificación en la probabilidad de la emisión de
dicha conducta.
Con el condicionamiento operante, el
animal aprende a conseguir algo -eliminar una situación perjudicial, obtener
algo beneficioso... La efectividad de éste condicionamiento es tal que el
sujeto no sólo aprende a responder ante una nueva situación con una conducta
que formaba parte de su repertorio anterior, sino que también le puede permitir
obtener un nuevo repertorio de conductas. El adjetivo "operante" se
emplea para caracterizar este tipo de condicionamiento porque, y a diferencia
del "condicionamiento clásico", el sujeto interviene u
"opera" en el medio, lo modifica y este reobra sobre el organismo: si
los resultados de la acción del sujeto son "adecuados" (en la versión
más mentalista diríamos: "placenteros"), la conducta se aprenderá,
siendo más probable que se emita de nuevo en las mismas circunstancias; si los
resultados de la acción no son "adecuados" (son
"desagradables") dicha conducta tenderá a desaparecer del sujeto.
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