La Comisión Europea define esta competencia como “la capacidad para
proseguir y persistir en el aprendizaje, organizar el propio aprendizaje, lo que conlleva
realizar un control eficaz del tiempo y la información, individual y grupalmente. Esta
competencia incluye la conciencia de las necesidades y procesos del propio
aprendizaje, la identificación de las oportunidades disponibles, la habilidad para superar
los obstáculos con el fin de aprender con éxito. Incluye obtener, procesar y asimilar
nuevos conocimientos y habilidades así como la búsqueda y utilización de una guía.
Aprender a aprender significa que los estudiantes se comprometan a construir su
conocimiento a partir de sus aprendizajes y experiencias vitales anteriores con el fin
reutilizar y aplicar el conocimiento y las habilidades en una variedad de contextos: en
casa, en el trabajo, en la educación y la instrucción. En la competencia de la persona son
cruciales la motivación y la confianza.”
La competencia de Aprender a aprender, como todas las demás, por otra parte,
implica desarrollar aspectos tanto cognitivos como emocionales. Desde luego, supone
adquirir determinadas competencias metacognitivas, es decir, capacidades que permiten
al estudiante conocer y regular sus propios procesos de aprendizaje. Pero, de nada sirve
conocerse como aprendiz si lo que “vemos” al analizarnos nos desagrada y nos lleva por
tanto a considerarnos poco capaces. La autoestima, la capacidad de aceptar el rechazo
que provoca el error, la tensión que implica mantener el esfuerzo…son algunas de las
dimensiones de aprende a aprender que con mayor claridad revelan su naturaleza
emocional.
Destacar esta doble dimensión tiene como objetivo principal enfatizar que los
docentes debemos trabajar ambas. No se trata por tanto de enseñar únicamente
determinados recursos que ayudan a planificar y desarrollar una tarea estratégicamente,
sino de acompañar al alumno desde el inicio de su escolaridad en un largo proceso que
le permita conocerse como aprendiz, aceptarse y aprender a mejorar. Enseñar a
aprender a aprender significa conseguir que los alumnos y alumnas experimenten a lo
largo de su escolaridad el placer que produce entender algo que antes no
comprendíamos, resolver un problema que se nos resistía, sentirnos capaces en último
término.
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